FRANCISCA CANO

Natural de Barcelona
Licenciada en Bellas Artes.

Su obra trasluce armonía en la composición. Sobre el lienzo va repartiendo las figuras en el fondo mientras los colores crean espacios, atmósferas, momentos... Es una pintura que lleva impresa esa impronta mediterránea imposible de ocultar, aunque viva en Castilla, la dura, desde hace muchos años ya. 

 

A la hora de expresar sobre el lienzo las ideas más actuales, le salen al paso la belleza de la línea curva, la belleza del orden y del equilibrio, incluso de la simetría. Llevan los mediterráneos una ponderación en el alma, y en este caso Francisca, que nos permite ver la realidad cotidiana a través de un tamiz colorista y cálido, lleno de sensibilidad.

 

Forma y color son en la obra de Francisca Cano homogéneas y así el conjunto resulta una verdadera y compacta pieza, algo como una magnífica bandeja de plata. 

 

Nos hallamos muy lejos de la obra enmarañada, fibrosa e imposible de mantenerse en pie por si misma.

 

En su trabajo encontramos entretenimiento para la inteligencia, interés, enigma, claridad, sorpresa y lógica; una porción de cualidades muy atrayentes y que carecen de pretensiones; rehuyen la trascendencia en el asunto o motivo; buscan el secreto del arte en tos elementos de éste y nada más. Y es que hay algo más que el oficio: la gracia y el verbo. 

La gracia o espíritu con que elige proporciones, colores y tonos. Justo lo que nadie puede enseñarnos lo consigue la artista. 

Porque copiando las proporciones, colores y armonías de otros pintores - aunque sean los mejores - no expresaría lo suyo, sus preferencias íntimas, su arte, sino el de ellos. Sería una copista pero no una artista como es Francisca Cano.

 

 

 

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